En lo que parece ser un despertar de buenas costumbres, Ernest y Tom unen sus fuerzas un domingo bien pronto por la mañana en busca de nuevos spots. Después de vivir el intenso glamour dominical de cruzar diversos afluentes del Orinoco y frustrados por este contacto con el agua dulce, ambos LOBOS DE MAR deciden echar algo de alimento y cerveza entre pecho y espalda. Repentinamente, el Centro Comercial que les proporcionó la recarga energética acaba siendo testigo de unas cuantas rondas y trucos que aquí podréis ver.
LOBODEMAR no muere, ni decrece, ni afloja...está más vivo que nunca.