Rápido, sin maniobrar mucho en el suelo, pataliebres, monturas de pared, spots D.I.Y., slappies de envergadura épica y dejando claro aquello de quien pica demasiado, ajos come. Numerosos ingredientes encantados operan en esta receta de un filtro de amor audiovisual que me ha dejado rendido. Tengo mucha parte del cabello blanca para ser un hipster y mucha parte de los huevos negra como para ocultar mis preferencias.
Si eres un seguidor habitual de este blog y no te has engorilado con esto, planteate lo de unir un manillar metálico a tu tabla o llama a Sandro Rey, has perdido el norte (todo el mundo sabe que un brujo es mejor que una brújula).