Al final se trata de un clip de colegas sin pretensiones más allá de la pura diversión y el resultado para mi es mucho más grande que eso, en lo "naïf" de todo el asunto reside la gracia y el futuro de todo esto.
De local a lo ajeno, siguiendo un desorden lógico, me voy ahora a un clip procedente de las ultracongeladas noches de Toronto (Canada) que me ha pasado esta mañana otro buen amigo de este barco. Gracias a Jano de Cierzolandia esto ha sido lo primero que he visto hoy en mi ordenador, antes incluso de consultar el Tarot y de que me tiren las runas del destino online.
Lo que tenemos aquí abajo es un clip fantástico grabado según parece a temperaturas bajo el influjo de las cuáles a más de un treintañero nos iban a explotar los ligamentos tras la cristalización de los mismos. Aunque, bueno, siempre es bueno refugiarse en un mega-parking cuando la cosa está muy fea ya y, encima, patinar mientras los copos de nieve te mojan a ti y al asfalto debe ser una curiosa sensación, cuánto menos.